Caminé y caminé...
el viento golpeaba en mi rostro, pero yo buscaba las señales...
Cada paso, un nuevo cristal donde mirar... donde buscar.
Me incitaba el deseo más ferviente de seguir, reconocerlas, aún cuando
la soledad del camino fuera desoladora. Era inevitable abandonarme a los
deseos de mi alma.
Decidí seguir... mi paso era atravesado por inmensas rocas,
y árboles gigantes caían rugiendo detrás de mí.
Decidí seguir, frente a estrechas sendas, mis hombros rozaban la piedra... dejando huellas en mi piel...
Sostuvieron mi mano incontables veces,
cuando mi paso lento se entregaba a las fieras... dragones furiosos rescataban mi coraje.
Cuando mi visión era nublada por temibles vientos de polvo BLANCO,
de tierra ROJA... de hojas NEGRAS... de sueños verdes.
Caminé ... caminé con mi corazón bien ROJO...
sobre tierra NEGRA... luciendo hojas VERDES ...
iluminada por sueños BLANCOS...
Por Angie GARCÍA
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